Cuando a los 10 años se quedó ciego, Francisco González de Córdova, oriundo de Santander, descubrió en los sonidos de la radio de mediados del siglo XX una ventana para satisfacer sus enormes carencias sensoriales y, seducido por este medio, comenzó a coleccionar receptores de diferentes épocas y estilos.
Su sueño, en el ocaso de su vida, era organizar una muestra dedicada a la radio con los cerca de 200 aparatos antiguos que con tanto cariño recopiló a lo largo de su existencia. Sin embargo, al alcanzar la jubilación murió sin poder materializar ese deseo.
El proyecto fue retomado por su esposa e hija quienes, tras recibir varios portazos, encontraron en el municipio cántabro de Meruelo, de apenas 2.000 habitantes, un escaparate digno para donar la colección al Ayuntamiento que abre en recuerdo al sueño de Francisco el Museo de la Radio.
El museo relata la evolución y el impacto que ha tenido la radio a lo largo de la Historia. - Foto: Miguel RamosUn total 159 piezas «espectaculares», tanto por su tiempo como por sus características físicas, componen este Museo de la Radio, distribuido en tres que mantienen un orden cronológico de la historia de esta medio, según explica el historiador José Manuel Besada, encargado de estudiar y clasificar cada uno de los artículos y diseñar el espacio expositivo.
La idea del museo es contar «a modo de pinceladas» la evolución y el impacto de la radio a lo largo de la historia, sobre todo a principios del siglo pasado cuando «no se entendía cómo por arte de magia podía salir sonido de esa caja».
La colección oscila entre los primeros ejemplares de madera a galena de 1929, con piezas «muy rudimentarias» y restricciones en el alcance de la recepción de señal, y los cotidianos transistores que se vendían en 1985.
Los primeros ejemplares son de madera de 1929. - Foto: Miguel Ramos«El prototipo más antiguo pertenece al sello alemán Schuchhardt y es muy valioso, porque es raro encontrar modelos de este tipo al limitarse su producción entre los años 20 y 30 por el cierre de la compañía», aclara Besada.
Hasta 1935 no aparecen los primeros equipos fabricados íntegramente en España. En concreto, se trata de un Philips y otro de la Voz de su Amo, ambos procedentes de Cataluña que en esa época era uno de los principales «centros neurálgicos» en la creación de aparatos de radio del país.
También sobresalen, dentro de la recopilación, los equipos de procedencia estadounidense no solo por sus componentes internos, sino por sus llamativas formas, apariencia y decoración exterior, aplicando en sus diseños corrientes artísticas como el art déco o imitaciones de rascacielos.
Si bien la belleza estética se mantiene en otras propuestas denominadas «capillas» por asemejarse a las portadas de las iglesias, existe una pieza «sobria y robusta» de hierro que se utilizaba como radio de campaña durante la Guerra Civil española.
«No se sabe su origen porque es de fabricación casera y, pese a que cuenta con alguna abolladura, su solidez permitía que los golpes no afectasen en demasía a su funcionamiento», detalla Besada.
Sintonización manual
En una segunda zona de la exposición se encuentran las propuestas posteriores a 1942, que ya poseen el denominado ojo mágico con el sistema especial de sintonización manual. Y cierra el viaje por el mundo radio el apartado dedicado a modelos estéticos de los años 50.
Todo ello va acompañado con panales informativos sobre hitos históricos donde este medio de comunicación ha jugado un papel determinante o carteles con algunos de los máximos exponentes de las ondas, como Ramón Gómez de la Serna, Bobby Deglané, Ángel de Echenique, Matías Prats, José Luis Pécker, Antonio Calderón, Iñaki Gabilondo, Luis del Olmo o Carlos Herrera.
El Museo de la Radio ampliará sus dependencias en los próximos meses, porque más adelante se añadirán dos estaciones sonoras con sintonías de programas, cortes de las primeras emisiones y voces de locutores que «construyeron ese lenguaje especial de comunicación y que permitieron que la radio tuviese peso y transcendencia social».