Ocho funcionarios de prisiones adscritos a la cárcel de Herrera de La Mancha han dado positivo en las pruebas de detección de COVID-19, han confirmado a La Tribuna fuentes penitenciarias. La mayoría de los contagiados están destinados en las oficinas de Herrera de La Mancha. En el caso de los que están en interior, aquellos funcionarios encargados del control y vigilancia de los presos, hay menos contagios. Los que han tenido contacto estrecho con los reclusos están aislados, en cuarentena.
En cuanto al resto de trabajadores de las oficinas, otras fuentes aseguran que no se ha considerado la cuarentena porque los contagiados "no tienen contacto estrecho con sus compañeros de trabajo", ironizan las fuentes tras pedir que se hagan pruebas PCR a todo el personal.
Herrera de La Mancha, que tiene 260 celdas y una capacidad para 400 presos, tuvo una baja incidencia de contagios en la primera fase de la pandemia de COVID-19, entre marzo y abril del año pasado, y también en otoño. Se suspendieron los permisos, los vis a vis y se adoptaron medidas de preventivas como mascarillas y distancia de seguridad. Desde hace semanas los presos están sometidos a nuevas restricciones. Según ha informado a este diario el juez del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Castilla-La Mancha, Antonio Moreno de la Santa, los permisos se han vuelto a suspender, como también las comunicaciones, el contacto físico de los presos con sus familias y otras personas cercanas para evitar la propagación del coronavirus en las cárceles de Herrera de La Mancha y Alcázar de San Juan.
Además, según han indicado a este diario otras fuentes, la Secretaria de Instituciones Penitenciarias ha modificado el protocolo contra la enfermedad contagiosa COVID-19 y en virtud del cual se va a proveer a los funcionarios de más mascarillas. Las fuentes explican que se les va a dar tres mascarillas por turno, es decir, una cada ocho horas.
También, aunque no se recoge en el protocolo, se van a proporcionar mascarillas FFP2 a los funcionarios que lo solicitan.