Hay gestos de protesta que pueden tener unas consecuencias difíciles de prever. Para muestra, la negativa de un grupo de universitarios, en el año 2013, de dar el saludo al entonces ministro de Educación, Juan Ignacio Wert. La noticia abrió informativos y tras ella nunca más se supo de los premios fin de carrera de años posteriores. De hecho, llegó a haber una gala más, sin cámaras ni focos, pero después de los largos periodos electorales quienes eran considerados los mejores universitarios de España no recibieron sus galardones hasta 2018.
Entre los afectados por esa serie de galas no realizadas se encuentran seis estudiantes de la UCLM, que saben desde 2017 que fueron los mejores en España de su promoción, la 2012/2013, pero a los que no se les había reconocido como tales. Gabriel Cebrián, ingeniero Informático; Sarai Díaz y Francisco Javier Sánchez-Mateos, ingenieros de Caminos, Canales y Puertos obtuvieron los primeros, segundos y terceros premios, respectivamente, en el área de Ingeniería y Arquitectura; Javier Díez, ingeniero químico logró el segundo premio; y Álvaro Notario y Ana Cristina Peña Ruiz, historiador del Arte y licenciada en Bellas Artes, merecieron el premio del área de Artes y Humanidades.
El miércoles recibieron estos galardones junto a otros tres alumnos de la UCLM, de la promoción 2014/2015, la de la actual convocatoria. Se trata de José Manuel López, graduado en Humanidades y Patrimonio; María Medina, graduada en Español: Lengua y Literatura; y Javier López, graduado en Humanidades y Estudios Sociales, quienes recogieron premios en Artes y Humanidades.
Saldar una deuda con los mejores alumnos - Foto: Pablo Lorentedos ingenieros de caminos. Como hechos curiosos de esta recuperación, dos de los estudiantes de la promoción 2012 salen de la escuela de Caminos de Ciudad Real. Se trata de Francisco Javier Sánchez-Mateos, quien hizo el discurso de su promoción, y Sarai Díaz. Uno y otro en los seis años tras cumplir con los mejores expedientes han tenido vidas distintas pero fructíferas. Él se dedica a la ingeniería activa, trabaja en México en un proyecto para construir 50 kilómetros de puentes entre el distrito federal y Toluca. Ella se lanzó a la rama de la investigación y ahora es profesora de la escuela. «No se valora tanto la nota de un examen, trabajo o exposición sino que estos premios valoran una trayectoria», recordó el ingeniero. Ambos estuvieron de Erasmus, en Dinamarca e Inglaterra, realizaron prácticas en empresas y se implicaron en la vida universitaria.
Los premios, recuerda Francisco Javier Sánchez-Mateos, son una garantía de que «merece la pena» el esfuerzo dedicado a la carrera, ya que los grandes expedientes resaltan de cara a empresas o universidades. Ambos son la muestra de que el futuro es mejor con esos buenos curriculum tan brillantes, aunque Sánchez-Mateo recordó en su discurso que «muchos universitarios triunfan pero fuera» y es importante resaltar este hecho porque «la formación de aquí es buenísima pero si no hay trabajo nuestro país no lo va a aprovechar». El hecho de que dos estudiantes de la misma ingeniería y promoción logren este reconocimiento «es representativo de que lo aprendido en la carrera está bien hecho» porque los mejores expedientes se valoran entre todas las universidades españolas, apuntó la ahora profesora de la escuela ciudadrealeña.