La provincia de Ciudad Real es el lugar de la Península Ibérica más espectacular para ver volcanes. Entre 350 y 360 hay distribuidos en sus comarcas y se considera un territorio dormido debido a que la última erupción ocurrió hace unos 6.000 años, en el volcán Columba, en Granátula de Calatrava. A los 10.000 años desde aquella erupción se considerará que los volcanes están apagados, según explican los investigadores María Elena González Cárdenas, profesora jubilada de la UCLM y colaboradora científica del Instituto Geográfico de Canarias, y Rafael Ubaldo Gosálvez, actual director de Geovol, el grupo de la universidad regional que se encarga del estudio de los volcanes y que está también desarrollando los trabajos previos para la declaración del Geoparque Campo de Calatrava.

González Cárdenas, que ha sido la cabeza visible del análisis de estos volcanes en la provincia hasta su jubilación el pasado 1 de septiembre y directora de Geovol, señala que lo que se puede ver en La Palma son volcanes «prácticamente idénticos» a la mayoría de los ciudadrealeños. «Un ascenso de magma rompe la superficie y sale al exterior», de tal forma que se crea un volcán. En la provincia se crearon volcanes entre hace 10.000 y cinco millones de años, tanto tiempo que muchos se encuentran completamente erosionados y otros son pequeños montículos. «La génesis es la misma, con una capacidad explosiva débil, que emiten piroclastos y una colada de lava». Son erupciones largas y potentes. Este es el caso del Columba, la última erupción volcánica, datada hace unos años gracias al Carbono 14 en un laboratorio de la universidad Uppsala por los científicos de la Universidad de Castilla-La Mancha. De hecho, el Columba es el volcán que se visitará el próximo fin de semana, dentro de los actos de la Noche Europea de los Volcanes y que se celebra cada año el 24 de septiembre. 

Para que ocurra una erupción como la que está habiendo en la isla de La Palma en Ciudad Real tendrían que «juntarse muchos factores». El principal, una reactivación de la unión de la placa africana con la euroasiática. El choque de ambas es lo que elevaría el magma y haría que saliera a la superficie, pero eso es algo improbable, aunque los últimos terremotos de Granada muestran que aún hay actividad entre las placas. «Que la región sea activa no quiere decir que los volcanes vayan a entrar en erupción ni mañana, ni pasado, ni dentro de 1.000 años», argumentó González Cárdenas. «En cualquier momento podría surgir», pero no lo verán ni «nuestros hijos, ni nuestros nietos ni bisnietos», aunque «las condiciones estructurales están», añadió. 

Los más de 350 volcanes de la provincia de Ciudad Real - Foto: Tomás Fernández de MoyaEsas condiciones son «un reservorio magmático», hay lava cientos de metros bajo nuestros pies, que desprenden gases e, incluso, eventualmente, calor a la superficie, pero «no se dan las condiciones tectónicas ni geofísicas» para que ocurra una erupción. Con todo, el grupo de investigación Geovol ha realizado múltiples estudios sobre gases en la provincia, con emisiones de CO2 y Radón, procedentes de esos reservorios. Además, González Cárdenas recuerda que «no hace falta vigilar los volcanes, no hay posibilidades tectónicas ni geofísicas» de una erupción, aunque Geovol ha realizado, en alguna ocasión, salidas de campo para tomar muestras de gases emitidos. 

En este sentido hay que tener en cuenta que en La Palma, el volcán «lleva avisando ya hace bastante tiempo». La zona ha tenido sismos de cierta profundidad desde hace casi dos semanas y con el paso de los días se han ido produciendo en zonas cada vez más próximas a la superficie. El último fue este domingo, a media mañana, horas antes de la erupción. Esto permitió la evacuación y preparar la emergencia, aunque queda por saber cómo evolucionará el volcán. «Todavía no sabemos la longitud que tiene la fisura» y habrá que esperar, ya que «el volcán apenas tiene un día de vida y es pronto para evaluar cómo se va a comportar», señaló González Cárdenas, que como colaboradora del Instituto Volcanológico de Canarias sigue con interés y está informada de lo que pasa en La Palma; de hecho el grupo Geovol irá a la isla a finales de esta semana. 

51 por ciento.

Los más de 350 volcanes de Ciudad Real dan una cifra aproximada del valor que tiene la provincia para la vulcanología. «La mitad de los volcanes», en opinión de Gosálvez, se parecen al de La Palma. Hay que tener en cuenta que la cifra de volcanes sigue en aumento en la provincia, descubriéndose nuevos gracias a la investigación del grupo de la UCLM. «Utilizamos diversas técnicas y la más importante es el trabajo de campo y el reconocimiento de la presencia de roca volcánica». Detrás, también, hay una labor de estudio de la cartografía porque muchos topónimos hacen referencia a los volcanes, como negrizal, la colada o castillejo. Se trata de una geografía que «habla de erupciones volcánicas». Por último desde Geovol se está empleando la fotografía aérea, bien desde aviones o desde drones, para hacer reconstrucciones del paisaje y descubrir volcanes. 

La última vez que aumentó el número de volcanes de la provincia fue fruto de la publicación en el año 2018 de los mapas geológicos de la zona de Puertollano, lo que permitió corroborar algunos volcanes que ya se habían analizado en la zona. El mapa pasó de unos 330 a más una cifra situada entre los 350 y los 360. El investigador de Geovol, Rafael Becerra, recordó que el dato no es exacto por el número de bocas que hay en un volcán, algo que se está viendo en La Palma, donde hay un volcán con varias aberturas por las que sale el magma. El mapa fue publicado el pasado mes de noviembre en la revista Geosciences por Geovol. (Se puede consultar aquí la publicación)

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