«José Lomas explicó cómo recargó el arma y volvió a disparar»

Hilario L. Muñoz
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Familiares del fallecido piden para el librero una pena de 25 años de cárcel por asesinato y una indemnización por el crimen de La Atalaya ocurrido en 2021

«José Lomas explicó cómo recargó el arma y volvió a disparar» - Foto: Tomás Fernández de Moya

El abogado de la familia de Nelson, el ciudadano hondureña muerto a tiros en la finca de Pepe Lomas en La Atalaya, el 1 de agosto de 2021, ha presentado un escrito de acusación en el que solicita la pena de 25 años por un delito de asesinato, o en caso de que el jurado popular que juzgará el caso en próximas fechas no lo considere así, 15 años por homicidio, para el librero. El abogado Alfredo Arrién explicó que el objetivo es que no haya impunidad con un crimen en el que considera que hubo planificación y fue un homicidio doloso. «Pedimos lo máximo, pero luego en el juicio ya se verá si esa es la condena», recordó Arrién, pendiente aún de conocer el escrito que presente la Fiscalía y su calificación del delito que se tiene que dar a conocer aún. A la solicitud de penas, se suma una petición de responsabilidad civil que se dirige contra Lomas y la aseguradora del arma por 236.000 euros.

Para llegar a estas conclusiones, el abogado señala que se ha basado «en los hechos descritos» tanto en la noche en que murió Nelson como en las horas previas. Remarca que fue el propio José Lomas quien ratificó durante la reconstrucción algunos puntos claves. «Casi todo lo ha confesado él», explicó el abogado, a lo que han sumado un informe de balística y autopsias. «Se ha mostrado muy participativo en la reconstrucción de los hechos y ha explicado que primero disparó una vez, oyó un sonido, volvió a disparar, y ya no escuchó absolutamente nada; volvió a recargar el arma y volvió a disparar otra vez sobre la persona, e hizo un cuarto y último disparo al aire».

Arrién dijo que esos comentarios que incluye en su escrito los hizo Lomas, y también contó «cómo transcurrieron los hechos antes de que ocurriera el homicidio». En este sentido, el escrito apunta que el día previo al crimen, Lomas llegó a su finca de la Atalaya y halló abierta la portada de doble hoja que protege la entrada. «Por ello comienza a realizar una comprobación por todo el recinto, viendo que la puerta de la cocina que da a un patio se encontraba abierta». Allí encontró a Nelson, al que amenazó con que «si le volvía a ver, le mataría». Tras este hecho, Lomas fue a un supermercado, compró dos candados y regresó a la finca, tumbándose en la cama junto a una escopeta cargada. Alrededor de las dos de la mañana se levantó para hacer una ronda por la finca. «En ese momento pudo observar cómo una cortina de flecos de su vivienda estaba recogida y tirada en el suelo». Siguió otros destrozos hasta una caseta donde se encontraba Nelson, agachado, «portando una motosierra, la cual se encontraba apagada», indica el abogado.

«No queremos que este señor entre a cumplir 25 años de prisión», dijo Arrién, recordando el artículo 91 del Código Penal que señala la suspensión de la ejecución de la pena para casos como personas de más de 70 años o con una enfermedad muy grave. Lomas tiene 77 y «no nos opondremos a que se haga la aplicación». «Lo que se pretende es evitar la impunidad de un acto».

En este sentido, el abogado apuntó que no se puede dar por sentado que su cliente entró a robar, "hay una presunción de inocencia" y "podría estar allí porque ha sido invitado o porque había una relación", ya que solo se sabe lo dicho por Lomas. "Es algo que no hemos entrado a valorar ni el fiscal, ni el juez, ni nadie, porque no se puede saber, solo lo sabe él", pero sí se sabe que a su cliente cuando se encuentra muerto no llevaba encima "absolutamente nada, ni un DNI, ni una cartera, ni un céntimo, ni un billete, ni un teléfono móvil, ni nada". De hecho, se pidió una prueba pericial sobre la motosierra que "no cortaba" y "estaba obsoleta y oxidada".

Arrién expuso que puede haber un segundo debate sobre la propiedad privada y el derecho a la vida: "hay una pugna de derechos". "Entendemos que una persona que entra a una propiedad privada está dispuesta o está asumiendo un riesgo de lo que puede conllevar su acción, de la misma manera, una persona que dispara no para disuadir, sino para matar, también tiene que asumir un riesgo de que efectivamente va a tener una responsabilidad". Por este motivo. "la legítima defensa existe en el derecho penal español", pero incluye como clave "la proporcionalidad". "Si entran a tu casa y no sabes qué está pasando, pero arremeten contra ti, se dirigen hacia ti, te van a intentar secuestrar, te van a intentar hacer algo, puedes disparar lógicamente porque te estás defendiendo".

Para el abogado, el debate general en redes sobre esos dos derechos está viciado por la visión que se ha forjado a través del cine americano y esa visión de la propiedad privada en un territorio vasto y sin acceso a las fuerzas de seguridad en kilómetros, que permite la defensa a toda costa. "No podemos comparar una cultura como esa con una cultura como la española, en la que tenemos una comisaría a menos de 20 kilómetros". Por lo que cree que hay falta de conocimiento del derecho, en ciertas críticas al proceso.