El secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco es uno de los capítulos de la historia moderna que más ha cambiado a la sociedad española. Por este motivo no resulta raro que numerosas artes se hayan querido aproximar a lo ocurrido aquellos días. Manos Blancas es la última de estas aproximaciones, aunque lo hace con un enfoque diferente, centrándose en el impacto personal, más que en lo ocurrido en sí. Se trata de un cómic nacido en Ciudad Real, en la editorial Serendipia, aunque cuenta con un autor sevillano, Rafael Jiménez, y un dibujante vasco, Kepa Orbe. Ambos se unen en una historia que verá la luz en junio, una vez finalice la exitosa campaña de financiación que tienen en Verkami y que narra Jiménez para La Tribuna.
¿Cómo surge la idea de contar en cómic esta parte de la historia moderna?
Estuvimos hablando, Ángel (Serrano, editor de Serendipia) y yo, sobre la posibilidad de crear un cómic que tratase los años de ETA y qué mejor momento que el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Veíamos necesario que el cómic trabajase la memoria y el recuerdo de estos hechos, de esas personas y de lo que ocurrió en aquellos días.
A ese guión se une la mirada de un dibujante de la zona donde pasaron los hechos.
Estuvimos viendo qué dibujante podría añadirse al proyecto y casualmente dimos con Kepa, que es vasco y, claro, le toca en primera persona.
La idea del cómic, más que contar el secuestro, busca observar el impacto que tuvo en la sociedad.
No contamos el asesinato de Miguel Ángel Blanco intentando hacer un cómic morboso, centrándonos en ese tema. Lo que intentamos hacer es que a través de diferentes personajes, diferentes protagonistas de aquellos días, se van contando los hechos. Hay unos ertzaintzas, una madre con sus hijos o una abuela con su nieta, que van narrando desde un punto de vista externo, lo que significaron aquellos días y el trágico desenlace.
¿Qué importancia tiene el cómic para contar estas historias?
El cómic como arte tiene su propio lenguaje y su propia forma de contar las cosas. Creo que es como cualquier otro tipo de arte, una película, una serie, un libro… Este tema creo que no se ha tratado en ningún otro género. El cómic siempre ha sido valiente en sus pretensiones y por eso hemos tomado esta decisión a la hora de utilizar el cómic como elemento para contar esta historia. Es algo muy cercano, muy visual y que seguro que desde el más pequeño al más grande van a poder acercarse a esta historia.
¿Hay alguien real detrás de vuestros personajes?
No. Son personajes tomados de todo lo que ocurrió aquellos días, pero son ficticios. Podrían ser cualquier persona que viviera en el País Vasco en aquel momento.
Es difícil acercarse a este mundo de ETA, por el cuidado que hay que poner en las palabras.
Es un cómic hecho con respeto, sobre todo, a las víctimas y a sus familiares y a la vez es un cómic que lo puede leer cualquier tipo de persona, desde los que no leen cómics, a los más jóvenes o las personas mayores. Queremos que este cómic llegue a mucha gente por lo que se cuenta y por lo que contamos.
¿Cómo ve la situación del cómic actual en España?
Ahora mismo es un medio que va a más, cada vez tiene más lectores, más jóvenes y creo que poco a poco va recuperando esa parte primordial que tenía en la lectura.
¿Cree que el hecho de aportar temas más adultos como este ayuda a atraer a otro público?
Aunque el tema sea adulto, yo creo que este cómic lo pueden leer chicos de 11, 12 o 13 años porque está tratado de una manera que pueden perfectamente leerlo y de hecho sería muy recomendable que lo leyesen, para no olvidar la historia.
¿Cómo llega a Serendipia y a esta segunda incursión suya con la editorial, tras ser uno de los autores del cómic Paz?
Ángel organiza ManchaComic y yo organizo un evento que es la jornada de Carmona en Viñetas. Son dos eventos muy centrados en el cómic y ya nos conocíamos por ello. Yo también soy guionista y nos pusimos en contacto una vez que fui a realizar la presentación allí a su tienda y de la siguiente conversación surgió esta colaboración.