Treinta minutos fue la diferencia entre un susto y una tragedia. Ese intervalo de tiempo, media hora, fue el que transcurrió desde que la parroquia de la Asunción de Alcolea de Calatrava se convirtió en silencio hasta que la noche se rompió con un estruendo que los vecinos recuerdan como «un terremoto», pero que en realidad era una parte del techo del templo que se venía abajo. Fue en torno a las once de la noche del sábado, cuando los vecinos ya habían abandonado la parroquia tras la misa y la procesión en honor a su patrón, San Roque. El párroco, Cayetano Villar, lo tiene claro, y su impresión la comparten los vecinos. Que sucediera con la iglesia vacía «fue un milagro del santo».
La techumbre que cubre el coro de la parroquia de la Asunción de Alcolea empezó a dar signos de debilidad durante el pasado mes de mayo. El párroco recuerda que fue tras la misa del día de San Isidro cuando le advirtieron de la inclinación que estaba adquiriendo el tejado en esa parte. «Hace unos años hubo un terremoto aquí en la provincia que movió la viga maestra de ese lado de la techumbre, y con el paso del tiempo y con el peso se ha ido debilitando la estructura», afirma Cayetano Villar, que asegura que desde el momento en el que se detectó el problema se trabajó para darle solución, «pero el deterioro del tejado ha ido más rápido de lo que creíamos».
El alcalde de Alcolea de Calatrava, Ángel Caballero, explica que desde el primer momento «el Ayuntamiento se puso a disposición de la parroquia para todo lo que hiciera falta», aprobando todos los permisos pertinentes para levantar un andamio e inspeccionar la zona. «La verdad es que sólo tenemos palabras de agradecimiento para el alcalde y para el Consistorio», asegura el párroco de Alcolea, «porque siempre nos han ayudado en este tema en lo que hemos necesitado».
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