El Manzanares continúa inmerso en un feliz sueño del que no quiere despertar y así seguirá al menos durante una semana más gracias al tanto de Carlos Arroyo (1-0), que da ventaja al cuadro franjiblanco de cara a la vuelta de la próxima semana en Pasarón, en la segunda ronda del play off de ascenso. Los de Guillermo Alcázar hicieron suyo el ‘hai que roelo’ representativo de los pontevedreses en un José Camacho lleno, que festejó por todo lo alto la victoria ante el campeón gallego.
No estaba para sustos el Pontevedra tras caer en la anterior eliminatoria ante el Mensajero, y para evitar cualquier sorpresa desagradable subió los centímetros de su defensa con los centrales Pablo y Capi y colocando al eficiente Kevin Presa como pivote. Pero no sólo tenía músculo el cuadro pontevedrés, sino que además tenía calidad en sus botas. Conscientes de que el fútbol directo no funcionaría ante el Manzanares, comenzaron a trazar diagonales y pases interiores que obligaban a extremar las precauciones en las filas locales. Además, y a pesar de un calor asfixiante al que no están acostumbrados en tierras gallegas, los hombres de Luisito comenzaron a dominar el juego en casi todas las facetas, dominando un centro del campo donde José Carlos y Pirri no aparecieron lo suficiente. Por si todas las virtudes del Pontevedra fueran pocas, el Manzanares se encontró con la desgraciada lesión de Raúl Castillo, que en un sprint se llevaba la mano rápidamente a su muslo izquierdo; el goleador se había roto.
A pesar de la superioridad fucsia, el Manzanares no pasó excesivos apuros atrás, pero se ahogó en pases inútiles y combinaciones imposibles que no encontraron el destino deseado en la parcela ofensiva. Guillermo Alcázar intentó variar la situación alternando a sus hombres de ataque, pero enfrente había mucho Pontevedra. Con todo, a punto de extinguirse la primera parte llegó la ocasión más clara hasta ese momento del partido, en un balón que le llegaba a Moraga tras un saque de banda, pero Capi desbarataba lo que hubiese sido el primer tanto del encuentro.
el delirio. La respuesta, ya en la segunda parte, fue un disparo de Jorge Rodríguez, que solo y sin oposición dentro del área enviaba el balón por encima del larguero. El Pontevedra encontró debilidades en su rival, pero en ese momento de incertidumbre comenzó a jalearse desde la grada lo que ya es un ensalmo para el equipo: ‘¡Sí se puede!’ Funcionó, y de qué manera, porque Sevilla, que había saltado al campo por Santana, provocó la pena máxima de Anxo cuando se marchaba como una flecha hacia Edu.
Arroyo, con personalidad, se dirigió con calma al punto de penalti. Aguardó impávido hasta que el colegiado, acorralado por jugadores visitantes que se quejaban de que no había sido falta, acabara de poner orden. Aguantó estoicamente los comentarios del meta Edu, que intentó infundir nervios al delantero manzanareño. Pero Arroyo no se desconcentró. Cruzaba el balón a la izquierda, engañando a su oponente para convertirse en el héroe de un Manzanares que marcaba su primer tanto en este play off, dando así una buena razón para creer, un gol para soñar en Pasarón.
En la magia de una tarde inolvidable también era bienvenida la fortuna, y apareció a favor del Manzanares: Tubo evitaba la salida de Rodri y cuando todo estaba a su favor con la portería vacía estrellaba el balón en el palo.
Al final, victoria de un Manzanares con alma, que ofreció una lección de pundonor y trabajo para contrarrestar la calidad, preparación, experiencia del Pontevedra con lo que mejor sabe hacer: luchar. Y lo hizo con un José Camacho lleno hasta la bandera. El sueño del ascenso sigue intacto.