Quiénes son los protagonistas de su nueva novela?
Son dos personajes históricos, los primeros emires de los cordobeses de Creta, es decir, los desterrados de Córdoba que tras el motín que estalló contra el emir Hixam I acabaron conquistando la isla, arrebatándosela a Bizancio que era una potencia. Este emirato duró 150 años, pero yo me he centrado en los dos primeros emires.
A pesar de esa imagen de tolerancia de la Córdoba musulmana ¿también fue una ciudad conflictiva?
La armonía de la Andalucía musulmana es un poco leyenda, en realidad hubo de todo. En concreto, el emir Hixam I fue el más sanguinario, muy despótico con el pueblo, pero no sólo con los cristianos, también con los musulmanes. Entre los expatriados que llegaron a Creta había cristianos y musulmanes que huyeron todos juntos y vivieron como un sólo pueblo. Sin embargo, el hijo de Hixam, era mucho más tolerante, no podía desautorizar a su padre, pero mantuvo relaciones diplomáticas y culturales con el emirato de Creta.
¿Cómo era el sustrato humano detrás la novela?
Era el barrio más poblado de Córdoba y el más industrioso. Era una zona de aluvión que reunió a gente que había llegado de distintos sitios, de otras poblaciones de los alrededores de Córdoba. Ahí se habían establecido mercaderes, artesanos (muy industriosos); había muchas escuela coránicas y muchísimos alfaquíes, dada la proximidad de la gran mezquita. Ese era el contexto humano cuando se produjo el motín. Después de tres días de revuelta y el escarmiento que ordenó el emir, se desterró a los supervivientes, que eran 22.000 familias. La media de miembros de una familia en Al-Andalus era de seis, con lo que estamos hablando de más de 130.000 personas.
¿Qué aporta la ficción a la trama histórica?
La ficción tiene que procurar no convertir a sus protagonistas en personajes de cartón piedra, pero en el caso de los personajes históricos también es importante la coherencia, en el sentido de que no pueden ir en contra de lo que sabemos de ellos.
¿Ha añadido otros personajes plenamente de ficción?
Por supuesto, los personajes de ficción conviven con los históricos, como personajes complementarios. Sabemos que el personaje principal, Abu Hafs, no tuvo una vida fácil, y es difícil imaginar por qué un líder como él salvó la vida, puesto que Hixam I ordenó ejecutar a todos los líderes del motín. Ahí entra la ficción en aclarar qué pudo pasar.
¿Cuánto tiempo dedicó a esta obra?
La documentación duró bastante porque en España nos desentendimos de tal manera de la historia de estos españoles que no hay casi nada.