A muchos estudiantes no les salen las cuentas. Las matemáticas posibilitan desarrollar el razonamiento lógico, la coherencia, la reflexión, la deducción, además de preparar la mente para el pensamiento, la capacidad de abstracción y la visión crítica. Sin embargo, a no pocos se les atragantan hasta el rechazo. «Son los conceptos más sencillos los que son más difíciles de entender por los alumnos», asegura Ángel González que, junto a su hermano José Luis, trata de explicar esta asignatura de una manera sencilla a la par que creativa y amena.
Hace diez años estos dos profesores de Secundaria en Los Marianistas -uno en Madrid y otro en Ciudad Real- decidieron realizar unos divertidos vídeos que explicaran desde «un humor gamberro» conceptos como potencias, probabilidad, expresiones algebraicas, fracciones, números naturales y enteros, proporcionalidad y áreas de polígonos, en este último caso «a ritmo de marcha militar». 'Las aventuras de Troncho y Poncho' (www.angelitoons.com) tratan de enganchar en capítulos de diez minutos a un alumnado que, según el informe PISA, se encuentra con muchos problemas a la hora de resolverlos.
Y es que el primer obstáculo de las matemáticas no es el de los números, sino el de las letras. Se pierden en un laberinto a la hora de comprender el enunciado. «Un problema con gallinas y conejos que cambias después a coches y motos, cuyo número de patas y ruedas es el mismo, se les hace un mundo», apunta Ángel aclarando que «el vídeo es una herramienta educativa más». «Su éxito radica en captar su atención sabiendo las cosas que les hacen gracia», según precisa. Él es el creador de unos dibujos animados que buscan el contrapunto. Así, Troncho es el pasota y Poncho el empollón porque, en palabras de José Luis, «o te gustan las matemáticas o las odias». Y al final, según Ángel, «hay que tratar de hacerlas apetecibles».
El próximo episodio previsto abordará los volúmenes y será también mostrado en la Facultad de Educación de Ciudad Real, donde José Luis enseña a enseñar matemáticas siendo consciente de que «cada maestrillo tiene su librillo». «Son un reto constante en el que todo cuadra», pone de relieve este profesor que a día a día ayuda a despejar incógnitas a sus alumnos. (Más información en la edición impresa)