Gabriel Sánchez está a pocos días de comprobar si su apuesta por escribir una novela juvenil encuentra la respuesta positiva del público. El próximo 5 de diciembre presentará en Madrid, de la mano de la editorial Hidra, Cruzamundos, en un acto que se celebrará en la librería Lé (Paseo de la Castellana, 154).
El autor, que tiene otros manuscritos anteriores, aborda la escritura para jóvenes con el criterio de adaptar su estilo «un poco más en cuanto al tiempo y al espacio, porque no te puedes recrear tanto como escritor y tienes que intentar ser más ágil para que el público no abandone la lectura y siga enganchado capítulo tras capítulo».
Sánchez, de 24 años, que tiene el grado de Magisterio y ejerce de profesor de teatro en una academia de Valdepeñas, su localidad natal, cuenta la historia de dos gemelos, Jake y Cora Robinson, que viajan a un mundo cubierto por las aguas cuando accionan el mecanismo de un viejo astrolabio hallado en una tienda de antigüedades. Una tormenta les separa en ese nuevo universo.
Gabriel Sánchez confiesa que al escribir utiliza «mucho la música», y que le gusta pensar «que mis páginas destilan música», puesto que al escuchar alguna canción, la banda sonora de una película o la melodía de un videojuego, «me hace imaginarme una escena», lo que le conduce a escribir «muy cinematográficamente». De esta forma, reconoce que partiendo de esa materia prima «intento que ese ritmo sea lo más ágil posible, que los personajes estén en constante movimiento y que cada capítulo dé paso al siguiente de forma trepidante».
El origen de Cruzamundos es un tanto casual, puesto que Gabriel Sánchez se dirigió a la editorial para ofrecer otra novela, «y me dijeron que quizá la publicarían, pero al final, fue rechazada». En aquel momento, desde la misma editorial se interesaron por la posibilidad de que si estaba trabajando «en otra cosa, de tipo juvenil, de género fantástico, lo valorarían». Sánchez confiesa que en ese momento «no tenía nada, pero les dije que sí, que estaba trabajando en algo que les iba».
A partir de esa propuesta refiere que se puso «manos a la obra», primero para definir a los protagonistas. «Siempre parto de una idea base, que en este caso fue el tema de los hermanos gemelos. A partir de ahí, fui tirando, le di el toque fantástico que a mí me gusta por referentes y en cinco o seis meses lo tuve listo, lo envíe a la editorial, gustó y a la semana me dijeron que sí se iba a publicar».
En cuanto a sus referentes literarios, Sánchez avanza que el lector encontrará en esta obra «mucho de Alicia en el país de las maravillas, en tanto que un niño normal es transportado a un mundo en el que las cosas son totalmente distintas a las nuestras y personajes con su propia lógica y su forma de ver las cosas», a lo que se añade que también tiene mucho «de La isla del tesoro, de Stevenson, que es la novela de piratas por excelencia», además de otras referencias al cine de animación japonés.