Carmen María Novalbos, costalera del paso de Jesús Ultrajado y Coronado de Espinas, denunció ayer que los nuevos, Julio Santiago y Juan Ramón Oviedo, han decidido prescindir de las componentes femeninas en una cuadrilla que hasta ahora era mixta.
La joven, que hace unos años también vio desaparecer la cuadrilla mixta de la Hermandad de la Soledad, explicó a La Tribuna que los capataces que dirigieron la salida procesional del año pasado por primera vez, «me han reconocido que no tienen ninguna queja de mi trabajo», pero aun así «están en contra de tener mujeres bajo el paso», lo que le lleva a considerar, que después de diez años de pertenencia a la Hermandad y a su equipo de costaleros, «me echan para que otras no quieran entrar», lo que entiende como «una doble discriminación».
Novalbos detalló que en conversaciones individuales con miembros de la Junta de Gobierno, «dicen que me apoyan», pero a pesar de ello el máximo órgano de la Hermandad admite la postura de los capataces, dos veteranos de la misma cuadrilla.
Por su parte, la hermana mayor de la cofradía, Ana Isabel Gómez, explicó en una conversación con este diario que la decisión de prescindir de Carmen María Novalbos, que era «la única costalera que quedaba», fue tomada por el cuerpo de capataces, que tiene «el respaldo de la Junta de Gobierno en todas las decisiones que son de su competencia.
El nuevo equipo se formó el año pasado en medio de los ensayos para la salida procesional de Domingo de Ramos por la tarde, después de la dimisión del anterior capataz. «En el primer momento ya nos dijeron que no querían un cuerpo de costaleros mixto», pero en aquel momento se consideró «demasiado precipitado» aplicar este requisito. «Pero ese año ya nos plantearon que no lo querían mixto», comentó.
Sin embargo, la hermana mayor restó relevancia a los años en los que la cuadrilla de Jesús Ultrajado la componían hombres y mujeres, puesto que situó el origen de ello en la misma llegada de Carmen María Novalbos, que dada su estatura no podía formar parte de la cuadrilla femenina de la Virgen del Perdón, «y el capataz de entonces le permitió pasar debajo del Cristo», comentó. Una situación que se mantuvo mientras sussucesores no pusieron objeción y podría darse de nuevo en el futuro si así lo aceptan otros capataces.
Gómez añadió que aunque en años anteriores hubo otras mujeres en la cuadrilla del Cristo, «por circunstancias de tiempo se tuvieron que marchar».