Page, un presidente con dedicación exclusiva

José María Barreda
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Artículo de José María Barreda, expresidente de Castilla-La Mancha

Tal vez, por lo oído a algunos estos días, convenga recordar algo elemental. Estamos en un régimen parlamentario, no presidencialista, y en Castilla-La Mancha, como consecuencia de la voluntad popular libremente expresada en las urnas, hay más parlamentarios que apoyan al candidato socialista, Emiliano García Page, que a ningún otro u otra, y por eso Page ya es Presidente. Y lo es sin tacha democrática ninguna, limpia y legítimamente.

Estoy seguro de que sabrá ganar y para gobernar no necesitará mentir, calumniar ni difamar. Desde luego, le aconsejo que no lo haga. Como le conozco, sé que mirará hacia adelante y tratará de que nuestra tierra recupere lo perdido durante estos años: además de los derechos efectivos en sanidad, educación y bienestar social, otros más intangibles, pero muy importantes, como son los de la calidad democrática, la defensa de la tierra y el orgullo de pertenencia a una región en la que vive gente honesta y trabajadora que aspira a tener, ellos y sus hijos, un futuro de progreso y felicidad. Como le conozco sé que lo hará con humildad, no con soberbia; con sencillez, no con altanería; con buen talante, no malhumorado.

La casualidad ha querido que La Tribuna me haya pedido estas líneas cuando estoy preparando un pequeño pregón para un barrio de Tomelloso y, releyendo a Eladio Cabañero, recuerdo uno de sus versos en los que dice -escribía en los años cincuenta- que los manchegos estamos «abandonados en el centro de España».

Con la Autonomía seguimos en el centro, que no es mal sitio, pero empezamos a dejar de estar abandonados porque al gobernarnos a nosotros mismos, dimos un gran salto cualitativo de modernización y progreso y empezamos a disfrutar de lo que hasta entonces nos habían negado: carreteras, agua potable, buena sanidad y educación, servicios sociales, instalaciones culturales y deportivas...

Por eso ahora es necesario que volvamos a la senda del trabajo colectivo y solidario, de creer en nosotros mismos, de hacer un esfuerzo para que nadie quede en el camino. Para conseguirlo, se necesitan muchas cosas y el esfuerzo de todos, empezando por el de un presidente que no se debe a nada ni a nadie distinto de Castilla-La Mancha, a la que se va a entregar en exclusiva, con dedicación plena y honradez. Castilla-La Mancha no puede tener un presidente pluriempleado ni con otras preocupaciones prioritarias distintas a las de su tierra.

El presidente de Castilla-La Mancha no puede servir a intereses distintos que los de la tierra que ha jurado defender por eso Emiliano será el primero en no conformarse y no aceptar aquella vieja actitud de resignación lamentada por el poeta de Tomelloso, «del aguantarse y de ir tirando» que tanto daño nos ha hecho a lo largo de la historia y creíamos haber superado con el uso de la Autonomía como palanca de defensa de nuestros intereses sin resignarnos a ser menos que los demás y estando vigilantes porque, por desgracia, hemos comprobado que los logros alcanzados no eran irreversibles si no se defienden.