El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel ha perdido desde julio a finales de septiembre unas 600 hectáreas de agua inundada, pero aún así, el parque ofrece una de sus mejores imágenes con 1.460 hectáreas encharcadas de las casi 3.000 que cuenta desde que el pasado enero el Gobierno ampliara su extensión mediante fincas públicas, pasando así de contar con 1.928 a las casi 3.000 que tiene en la actualidad.

El fin del verano deja Las Tablas encharcadas en casi un 49 por ciento, un dato que no es nada alarmante para el presidente del Patronato Rector del parque, Sebastián García, quien explicó que «estamos mucho mejor» que en estos años atrás, cuando en 2009 la falta de agua provocó varios focos de turbas en combustión en el subsuelo del parque. Y es que, a pesar de las «escasas» precipitaciones de los últimos meses, «los ríos Cigüela y Azuer han dejado de aportar agua y el Guadiana continúa haciéndolo por su afloramiento natural y su cauce de aguas subterráneas».

La situación de ahora es «muy similar» a estas mismas fechas con respecto al año pasado, cuando Las Tablas dieron la bienvenida al otoño con 700 anegadas de sus casi 1.900 hectáreas con las que contaba por aquel entonces, lo que suponía un 40 por ciento de encharcamiento. Y fue «un año bueno», apuntó García, por lo que se «lo sucedido ahora se trata de una bajada natural del parque» por «el tiempo que ha estado sin llover». A un día de decir adiós al año hidrológico, se cierra mañana, la estación daimieleña del SIAR ha recogido 240,7 litros, un volumen que le coloca a este año 2013/2014 como el tercero más seco del siglo XXI. Por delante, solo estarían el 2004/2005, que se cerró con 180 litros, y el cercano 2011/2012, que se despidió con 212. Por detrás estarían, en cuarto lugar, el 2005/2006 con 289 litros, y en quinto, el 2008/2009, con 292. De los 357 días de año hidrológico, en 318 días prácticamente no ha llovido nada: 252 días acabaron con 0 litros; 48 con 0.2; y 18 con menos de un litro.

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