Dentro de ocho meses quienes acudan a visitar la Puerta de Toledo podrán apreciar la función del rastrillo o peine en las fortalezas medievales y el mecanismo que lo accionaba, dar unos pasos sobre el trazado del antiguo camino real que conducía a la ciudad del Tajo, descubrir la amenaza del matacán por el que los defensores lanzaban armas arrojadizas a quien pretendiera acceder a la ciudad por la fuerza y hasta visualizar un mínimo tramo de la muralla de tapial que flanqueaba lo que hoy es el monumento más conocido de Ciudad Real.
Tal fue en síntesis el anuncio que hizo que hizo ayer el arquitecto director del proyecto de restauración de la Puerta de Toledo, Carlos Clemente, en el transcurso de la jornada divulgativa organizada por la Fundación Caja Madrid para dar a conocer el proceso de restauración de este monumento.
Clemente fue el último ponente en intervenir y uno de los conductores de la posterior visita guiada, en la que detalló a medio centenar de participantes los objetivos que se ha marcado el proceso de recuperación de la Puerta de Toledo y su entorno.
Las conferencias que antecedieron a la del máximo responsable del proyecto fueron responsabilidad del presidente de la Junta Provincial de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, Jorge Sánchez Lillo, que recordó los datos históricos del a fundación de la ciudad y su muralla, así como de su evolución hasta llegar a la época actual; el arqueólogo director de la excavación en la Puerta de Toledo, Ildefonso Ramírez, quien explicó el trabajo realizado en el monumento y avanzó una teoría sobre su aspecto en la época de esplendor, con mucha mayor altura de la que actualmente se aprecia; y el vicepresidente de la Asociación Española de Amigos de los Castillos y director de su revista, Amador Ruibal, quien centró su intervención en los elementos defensivos de las murallas medievales, en especial los que se asociaban a las puertas.
Humedad histórica. En su intervención, Clemente recordó que la actuación en la Puerta de Toledo y su entorno tiene tres fases de la que la restauración del monumento, que acaba de comenzar, es la segunda, mientras que ya se ha ejecutado la primera, consistente en la construcción de una nueva rotonda que distribuya el tráfico de automóviles que anteriormente rodeaba la puerta y ahora circula por delante de ella; mientras que la tercera etapa será el acondicionamiento del entorno en especial desde el interior del antiguo recinto amurallado.
Clemente detalló que parte importante de la restauración será la limpieza de la piedra, afectada por diversos contaminantes, pero también por humedades que se han generado por razones históricas, como la construcción en sus alrededores de neveros o pozos de nieve para fabricar hielo.
La limpieza de los materiales originales permitirá que la Puerta recupere el color dorado original, mientras que los elementos añadidos o procedentes de restauraciones se reconocerán fácilmente por su tono más apagado.
Otro elemento a añadir será una antemuralla, de la que se ha hallado la base, aunque su altura se limitará a la de una persona, puesto que su objetivo es mostrar ese espacio añadido, con el que se completaba el adarve original.