Enrique Córdoba lleva cinco años en Nicaragua. Dirige una parroquia con un área de influencia de 1.500 kilómetros cuadrados que da servicio a 32 comunidades. No hay carreteras ni luz, por lo que se desplaza a caballo y en canoa. Se rompió varias costillas en uno de sus desplazamientos y tuvo que esperar tres días hasta que le trasladaron en camilla durante cuatro horas a través de la selva. Cada semana, sale de gira a conocer varias comunidades, donde celebra la Eucaristía y administra los sacramentos. Cuando no está recorriendo la parte del país que le corresponde, está formando a delegados de la palabra, encargados de difundir el Evangelio en su ausencia. La comunidad, sin recursos económicos, es muy distinta desde su llegada, aunque choca fuertemente con la vida cotidiana del mundo desarrollado. La misión de Enrique Córdoba es animar a las comunidades cristianas de Nicaragua, llevarles la alegría y la esperanza, y no podría hacerlo sin las aportaciones que se depositan en los cestillos y en las huchas con motivo del Domund.
En este sentido, la Diócesis de Ciudad Real se volcará mañana en la celebración del Día de las Misiones, con el lema 'Renace la alegría', en consonancia con el «talante gozoso que está introduciendo el papa Francisco», en palabras de Damián Díaz Ortiz, delegado diocesano de Misiones. «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús», es el mensaje de este año. Díaz Ortiz precisa que «no es nuevo en el mundo de las misiones, porque la alegría es el sentimiento primordial».
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