El taller de grabado abre la última ala de La Merced

Diego Farto / Ciudad Real
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El Museo de Ciudad Real extenderá el uso de la segunda planta para exposiciones temporales con la inauguración en noviembre de 'Bichos. Entomología para profanos'

Una clase de brabado en el sótano del edificio de la calle del Prado, Sobrino es el primero por la derecha. - Foto: Tomás Fdez. de Moya

La dirección del Museo de Ciudad Real-La Merced acaba de abrir el plazo de inscripción para participar en el curso de grabado de la institución, cuya fecha de comienzo está prevista para el 29 de septiembre. Sin embargo, esta noticia encierra otra de mayor calado, puesto que este taller, que anteriormente se encontraba en el sótano del edificio de la calle del Prado, se ha trasladado a un aula nueva que se encuentra en el ala que todavía no se ha inaugurado en el antiguo convento de La Merced.

Actualmente los albañiles trabajan en acondicionar la parte aún cerrada del edificio, de unos 400 metros cuadrados, que servirán para distintas aulas de formación y otros usos no directamente expositivos. De todos modos, una parte de estas instalaciones, que se corresponden con la fachada que da a la calle de la Rosa todavía retienen un buen número de vestigios de su pasado como aulas del Instituto de Enseñanza Media Santa María de Alarcos, por lo que su apertura no será inmediata.

El taller de grabado se alargará hasta el próximo mes de junio con clases todos los lunes entre las 17.30 y las 19.30 horas. El director del Museo de Ciudad Real, José Ignacio de la Torre, precisó que el plazo de inscripción permanecerá abierto hasta que se completen los dos grupos previstos, con un máximo de 12 personas en cada uno. El encargado de impartir esta enseñanza será el diseñador gráfico José Luis Sobrino.

Hace una semana en la inauguración de la exposición Pensando el tiempo, pasando (en) el tiempo, de Ramón Ruiz-Valdepeñas, también se hizo uso por primera vez del patio que da acceso al ala aún sin abrir del antiguo convento mercedario. Este espacio abierto, al que dan también las ventanas de las dependencias parroquiales del templo de La Merced, antigua iglesia del convento, acogió el vino español con el que se cerró el primer día de exposición.