«Vin non conforme» fue la frase que los agricultores franceses escribieron en las cubas de algunos de los camiones cuyo contenido vertieron sobre el asfalto del primer peaje tras el paso fronterizo en la A-9, en Le Boulou. Los jornaleros del país vecino abordaron a cinco camiones cisterna, y entre los vehículos afectados había dos camiones de la empresa socuellamina Transportes Félix, uno de los cuales portaba vino a granel procedente de Grupo Baco, de Alcázar. En el fondo del acto vandálico subyace la creencia de los agricultores franceses de que la entrada del vino a granel español devalúa el precio del suyo. El último espejo para comprobar la veracidad de este temor son las cifras de 2015, año en el que España vendió a Francia más de 500 millones de litros de vino a granel, y lo hizo a un precio cuatro veces más barato de la cotización del vino francés en los mercados de exportación. No es casualidad que parte de las cisternas afectadas contuvieran vino procedente de la región, y menos aún que parte procediera de Ciudad Real. España vendió en Francia el año pasado 502,1 millones de litros de vino a granel sin denominación de origen, y 430 millones de litros procedían de bodegas y cooperativas de Castilla-La Mancha. Eso supone para la región una tercera parte del volumen total de sus exportaciones, que en 2015 fueron de 1.258,4 millones de litros, de los cuales la mitad partió de las bodegas y cooperativas de la provincia de Ciudad Real. El vino español a granel entra en Francia a 0,32 euros por litro, y el regional a 0,31 euros, y los franceses creen que esos precios devalúan el de su granel en el mercado interior, que oscila entre los 0,7 y 0,8 euros el litro, y en el exterior, algo que no sucede. Rafael del Rey, director del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV) recuerda que Francia «siempre ha necesitado comprar mucho vino a granel, y ahora se lo comercializa España como antes se lo suministraba Italia». Es decir, que España no está invadiendo el mercado francés «sino ocupando el lugar tradicional que tiene desde inicios de este siglo, un lugar que antes correspondía a Italia, que exportaba unos 300 millones de litros a Francia». El país vecino siempre ha comprado mucho vino «y le va bien en la comercialización». «Somos su principal proveedor de vino, y creo que esas actitudes responden al miedo a la competencia», explica Rafael del Rey, un miedo que considera «infundado en el presente». En cualquier caso, y aunque el futuro a ambos países, «estas actitudes son absolutamente injustificadas, y deberían impedirse de todos los modos posibles». Los usos que se dan en Francia al vino importado desde España son muy variados. Un análisis de la OEMV identificó al menos tres usos contrastados. El primero, la comercialización como vino embotellado en el mercado interior francés, con etiqueta de bodega francesa pero indicando que el vino procede de España; el segundo, en el segmento más económico de la hostelería, como «vino de la casa» en bares y restaurantes; y tercero como exportación de vino embotellado bajo etiqueta francesa pero con la indicación, legal, de que el producto procede de varios países de la UE. Los dos primeros usos son los que inciden en el mercado interior francés, pero en el primero, y aunque se comercializa bajo etiqueta francesa, la indicación marca que el vino procede de España. En la exportación, además, el temor de Francia al granel español parece infundado. España vende anualmente unos 14 millones de hectolitros de vino a granel, y lo hace a unos 0,4 euros por litro; en Francia lo vende a 0,32 euros y la región lo hace a 0,31 euros; Francia vende 230 millones de litros a granel cuatro veces más caro, a 1,36 euros el litro.